El martes 16 recién pasado habría cumplido 55 años mi querido amigo y miembro del equipo directivo de nuestra comunidad GestionenTI, José Miguel Santibáñez Allendes. Aunque frecuentemente le recuerdo, ese día estuve reflexionando acerca de las razones que le hacían ser una persona tan especial. ¿Por qué después de un año y medio sigue aún más presente en mis pensamientos?
No era su gran inteligencia ni su aguda capacidad de análisis, no era su espíritu emprendedor. Tampoco lo eran sus inmensos conocimientos informáticos o su capacidad para levantar proyectos. Tampoco sus dotes teatrales o de titiritero (oficio que aprendió apoyando la fundación de su madre).
Lo que lo hacía especial eran sus características personales, algunas de las cuales les voy a mencionar. José Miguel destacaba por ser un hombre generoso, ya que siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara, sin esperar obtener nada a cambio. Se daba el tiempo de acompañar a sus amigos que no la estaban pasando bien. Te aconsejaba con prudencia y sabiduría.
Otra característica distintiva suya era la comunicación efectiva. Era capaz de conectar con otros, con un estilo cálido y amistoso, seleccionando muy bien las palabras que utilizaba y preocupándose de evitar hacer juicios de valor sobre los demás. Dentro de la comunicación Él era muy empático, en el buen sentido de la empatía, ponerse en el lugar del otro para entender de la mejor manera posible el universo de su interlocutor.
También destacaba su facilidad para trabajar en equipo con quien fuera, incluso con personas difíciles de tratar, logrando normalmente buenos resultados. Además, fomentaba en sus alumnos esta habilidad. En varias ocasiones tuve la oportunidad de asistir como “villano invitado” a las presentaciones de proyectos de sus alumnos.
Aunque era de apariencia huraña, tenía permanentemente una actitud positiva frente a la vida, sabía disfrutar de las cosas simples. Con un gran sentido del humor, sabía aceptar cualquier broma sin molestarse. Sé que disfrutaba de mi estilo de humor ácido e irónico.
La última característica que quiero destacar de JMS es su liderazgo. Era un líder y destacaba por su personalidad que le hacía ganarse rápidamente a los demás, con esa forma de ser de persona virtuosa. Sabía asignar el trabajo con ecuanimidad y asumir la responsabilidad cuando las cosas no salían a la primera.
Para quienes fuimos sus amigos, José Miguel sigue vivo. Se ganó un espacio en nuestro disco sólido del alma, en mi opinión, principalmente por sus extraordinarias habilidades sociales.