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Hábitos Atómicos: La motivación está sobrevalorada

Seguimos con Hábitos Atómicos para compartir esta interesante idea: el ambiente puede ser más importante que la motivación. Reconozco que me llamó la atención el título del capítulo 6 y por eso quiero compartirlo con ustedes.

Fuente: https://www.leadersummaries.com/es/libros/resumen/detalle/habitos-atomicos Para comenzar a entender tanto el título como la introducción permítanme que les comparta esta breve historia: “Anne Thorndike, doctora de cuidados primarios en el Hospital General de Massachusetts en Boston, tuvo una idea genial. Ella creía que podía mejorar los hábitos alimenticios de miles de miembros del equipo del hospital, así como de los visitantes sin tratar de alterar su fuerza de voluntad o motivación en lo más mínimo. De hecho, no planeaba hablar con ellos para nada. Thorndike y sus colegas diseñaron un estudio de seis meses para cambiar la forma en que se ofrecían los productos en la cafetería del hospital. El equipo comenzó por cambiar la forma en que las bebidas estaban distribuidas en la cafetería. Originalmente, los refrigeradores que se encontraban junto a la caja registradora solo estaban llenos con refrescos. Los investigadores añadieron botellas de agua como una opción adicional en cada uno de los refrigeradores. Adicionalmente, colocaron canastas con botellas de agua en varios lugares de la habitación. Los refrescos continuaban en los refrigeradores principales, pero ahora había agua en todos los espacios donde se ofrecían bebidas. Durante los siguientes tres meses, las ventas de refrescos del hospital bajaron un 11.4%, mientras que las ventas de agua embotellada se incrementaron un 25.8%. Hicieron ajustes similares —y obtuvieron resultados semejantes— con la comida de la cafetería. Nadie le había dicho una palabra a ninguno de los comensales. Con frecuencia las personas eligen productos no por lo que son sino por el lugar donde se encuentran. Si entro a la cocina y veo un plato de galletas en la mesada, seguramente tomaré una docena y empezaré a comérmelas, incluso si no había pensado en ellas anteriormente y a pesar de que no tenga hambre. Si la mesa compartida en la oficina está siempre llena de panecillos y donas, será difícil no tomar una de vez en cuando. Tus hábitos cambian dependiendo de la habitación en la que te encuentres y las señales que están frente a ti” (Clear, 2019, p. 59). Interesante, ¿verdad? La pregunta es: ¿cómo puedo cambiar malos hábitos usando esta lógica? ¿Quizás dejando los cigarrillos en un cajón, oculto a la vista para tener que buscarlos cuando tenga deseos de fumar? O, ¿por qué no dejar a la mano más fruta y menos galletas y donuts? Otro ejemplo interesante que nos permite detectar una cierta “manipulación” de los supermercados o mini markets: “los artículos que están colocados al nivel de los ojos tienden a comprarse más que aquellos que están colocados cerca del suelo. Por esta razón, encuentras las marcas más caras en lugares que son más fáciles de alcanzar en los anaqueles de las tiendas y que, por lo tanto, dejan las mejores ganancias. Los productos que son más baratos se colocan en los lugares que son más difíciles de alcanzar. Lo mismo se aplica a los anaqueles que se encuentran al principio o al final de los pasillos del supermercado. Estas unidades son máquinas de hacer dinero ya que son espacios muy visibles donde los compradores pasan más a menudo. Por ejemplo, 45% de la venta de Coca-Cola proviene específicamente de los anaqueles colocados al principio de los pasillos” (Clear, 2019, p. 60). Espero que les haya servido este conjunto de ideas y que lo puedan aplicar para mejorar algunos de sus hábitos. Si alguien tiene alguna idea o experiencia los invito a que lo compartan en los comentarios del Blog.

Hasta la próxima vez que sigamos conociendo las ideas de James Clear.

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