Hay Sospechas Que la IA es Una Burbuja
- Administrador GestiónEnTI
- 31 ago
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Hace unos días mi hijo menor me dijo que había visto un comentario del Fundador de Open AI, Sam Altman donde mencionaba el riesgo de que la IA sea una nueva “Burbuja Tecnológica”. A raíz de la importancia de la opinión y la autoridad de quien la emite es que busqué más detalles. Les comparto ahora lo que encontré.

Fuente: imagen creada con la IA Gemini PRO usando el Prompt: "Genera una imagen que represente este concepto: "Hay sospechas de que la IA es una burbuja". La imagen debe tener la estética de ciencia ficción de los años cincuenta".
La paradoja de la IA: ¿una burbuja autoconsciente o una lección olvidada?
Introducción: cabe empezar mencionando que se considera una “burbuja tecnológica” cuando aparece alguna nueva (como pasó con las empresas Punto Com), hay una gran expectativa, mucha inversión, pero llega un momento en que el negocio “se viene abajo”.
¿Por qué pasa esto? Por muchas razones, pero cabe destacar que se genera una situación de un optimismo exagerado que hace que muchos inversores apuesten al negocio sin evaluar con seriedad sus pros y contras.
Una vez que explota esta burbuja se llega a una especie de “realidad” y el negocio se consolida y permanece en el tiempo.
En el caso de la IA se ve una gran efervescencia, pero, a pesar del tiempo transcurrido con la IA generativa (se considera que esta aparece con fuerza en noviembre de 2022 cuando se da a conocer ChatGPT) aún no hay empresas con ganancias.
Si aún no lo han leído los invito a revisar este comentario de reciente publicación en este mismo Blog: https://www.gestionenti.com/post/javi-galué-piensa-que-la-ia-está-tramando-algo
Volvamos ahora a lo que plantea Simón Muñoz en su artículo: “La burbuja que sabe que es una burbuja” publicado en: https://tinyurl.com/4bh48tz6 y dónde analiza los recientes planteamientos de Sam Altman.
Estaremos que en los últimos tiempos pocos temas generan tanto debate y especulación como la Inteligencia Artificial. Con valoraciones que desafían la lógica tradicional y promesas que parecen sacadas de la ciencia ficción, la IA se ha posicionado en el centro de todas las miradas.
El artículo, escrito por Simón Muñoz y basado en la perspicaz observación de Craig McKaskill sobre los comentarios de Sam Altman, nos invita a una reflexión profunda:
¿Estamos presenciando una burbuja tecnológica más, de esas que la historia ya nos ha enseñado a identificar, o esta vez es realmente diferente?
El autor nos sumerge en un análisis histórico meticuloso, comparando el frenesí actual con episodios pasados como la burbuja del ferrocarril o la eclosión de las Empresas punto Com, destacando patrones sorprendentemente consistentes.
Sin embargo, el matiz crucial que define la era actual es su aparente autoconciencia. Por primera vez, estamos en una burbuja donde todos, desde CEOs hasta inversores casuales, parecen saber que es tal.
Esta paradoja es el corazón de un análisis que no solo diagnostica el presente, sino que también ofrece un manual de supervivencia para el futuro.
El texto desgrana con maestría varias aristas de este fenómeno, permitiéndonos identificar cinco temas clave que todo lector interesado en tecnología y economía debería comprender:
1. El patrón ineludible de las burbujas tecnológicas: una historia que se repite.
El artículo es convincente al señalar que el ciclo actual de la IA no es un fenómeno aislado, sino una repetición de un guion que se ha ejecutado con asombrosa consistencia durante más de 180 años, el que se puede describir con los siguientes pasos.
Paso 1: dicho patrón empieza con un avance tecnológico genuinamente revolucionario –ya sea el ferrocarril, Internet o la IA– que genera un entusiasmo legítimo.
Los éxitos iniciales, como el ferrocarril Liverpool-Manchester o ChatGPT, convierten a los escépticos en creyentes y alimentan la especulación.
Paso 2: a partir de ahí, la secuencia es familiar: el capital abundante (impulsado por bajos tipos de interés o dinero barato) inunda el sistema, buscando el futuro y empujando las valoraciones a límites estratosféricos. La especulación se democratiza, atrayendo a inversores de todos los niveles, desde oficinistas hipotecando sus casas en la burbuja del ferrocarril hasta el “day trading” en la era punto com.
Paso 3: en este punto, el análisis fundamental se abandona en favor del "potencial futuro" y el “mindshare” (la atención y presencia que una empresa o producto logra en la mente de los consumidores y del público en general); los beneficios se vuelven irrelevantes, y métricas tradicionales como el PER, o ratio precio – beneficio se ignoran. Al respecto cabe mencionar que en la burbuja punto Com alcanzó 200, frente a un mercado sano de 15-20.
Cuando la realidad se impone (subidas de tipos, ingresos que no se materializan), la burbuja estalla, llevando a colapsos dramáticos y a la destrucción masiva de riqueza, como la caída del 85% de las acciones ferroviarias en 1850 o el 78% del NASDAQ en 2002.
Sin embargo, la lección más profunda es que, aunque los inversores pierdan fortunas, la infraestructura física construida durante la manía permanece, sentando las bases para el siguiente ciclo de crecimiento.
Gran Bretaña, por ejemplo, obtuvo su red ferroviaria, y la burbuja punto Com dejó la fibra óptica y los centros de datos que harían posible Google, Facebook y Amazon Web Services. Este patrón no es exclusivo del mundo anglosajón, habiéndose replicado en Japón y China.
2. La burbuja de la IA: el ciclo que se ve a sí mismo
Lo que distingue el actual “boom” de la IA de sus predecesores es la conciencia generalizada de que estamos inmersos en una burbuja. El texto lo subraya con ejemplos claros: el propio Sam Altman, CEO de OpenAI, advirtiendo sobre la "sobreexcitación" de los inversores. Investigadores del MIT publican en tiempo real estudios que muestran cómo el 95% de las empresas de IA generativa no están viendo retornos medibles, y esta información se viraliza en horas. Los economistas jefes de grandes fondos alertan que las valoraciones superan los peaks de la burbuja dot-com.
La ironía se hace palpable cuando las empresas, conscientes de la tendencia, simplemente añaden "AI" a sus descripciones para ver subir sus valoraciones, como el salto del 300% de BuzzFeed o las cifras de C3.ai.
Nvidia, el gran proveedor de "palas" para esta "fiebre del oro" de la IA, cotiza con un PER entre 58 y 72, más del triple de la media del S&P 500, reflejando una manía. El gasto de capital en infraestructura de IA ya supera, ajustado a la inflación, a toda la burbuja punto com.
Esta transparencia crea una paradoja única: saber que estamos en una burbuja no impide participar en ella. La naturaleza humana, con su intrínseco FOMO (miedo a perderse algo), parece superar la racionalidad, como se vio con los “meme stocks”.
La pregunta no es si la conciencia evita la estupidez, sino si cambia el “tipo” de estupidez que estamos a punto de presenciar.
3. ¿Es la IA "realmente diferente esta vez"? Argumentos optimistas y realidades históricas
A pesar de las alarmas, el artículo no descarta que la IA pueda romper el molde histórico, y explora los argumentos de los optimistas. Hay razones genuinas para pensar que esta tecnología podría desafiar los patrones conocidos:
- La velocidad de despliegue: La infraestructura “cloud” y los productos accesibles desde el navegador permiten curvas de adopción verticales (ChatGPT alcanzó 100 millones de usuarios en dos meses), algo impensable para tecnologías físicas como el ferrocarril o el software que requiere descargas.
- La mejora recursiva: La IA podría ser la primera tecnología capaz de mejorarse a sí misma, lo que podría conducir a un progreso exponencial en lugar de lineal.
- Efectos de red amplificados: A diferencia de las redes sociales, donde más usuarios aumentan el valor, en la IA, más usuarios (más “prompts”, más correcciones) hacen que el sistema sea más inteligente, otorgando una ventaja potencialmente insalvable a los líderes.
- Democratización por los gigantes: Los enormes costes de entrenamiento de los modelos fundacionales, asumidos por los grandes actores, podrían democratizar la tecnología, permitiendo a empresas más pequeñas construir aplicaciones especializadas sin la inversión inicial. La naturaleza reproducible, componible y mejorable de la IA podría resistir la lógica de "el ganador se lo lleva todo" y crear más valor del que destruye.
Sin embargo, el autor nos recuerda que afirmaciones similares de unicidad ("esta vez es diferente") se escucharon en cada burbuja pasada: "¡aniquilamos la distancia!" con los ferrocarriles, "¡lo inalámbrico lo cambia todo!" con la radio, "¡bits, no átomos!" con Internet.
La IA es innegablemente transformadora, pero la pregunta clave no es si cambiará el mundo (lo hará), sino si las valoraciones actuales reflejan un cronograma y un potencial de beneficios realistas.
4. Cómo posicionarse para la post-burbuja: un “playbook” para el inversor paciente
Ante la inevitabilidad de un ciclo de “boom-bust”, el artículo ofrece una guía práctica para aquellos que buscan no solo sobrevivir, sino prosperar en los restos de la burbuja.
La lección fundamental es clara: la estrategia no es evitar las burbujas, sino posicionarse para lo que viene después.
El “playbook” histórico sugiere varias acciones:
- Seguir la infraestructura: En la burbuja del ferrocarril, el movimiento inteligente fue invertir en acero o tierra, no en acciones ferroviarias. Tras la burbuja punto Com, la fibra óptica se compró a céntimos. Hoy, la inversión masiva en centros de datos, “fabs” de semiconductores e infraestructura energética será la base del futuro, y ese “hardware” no desaparece con las valoraciones.
- Buscar ingresos reales: Mientras el 95% de las empresas de IA queman caja, hay un 5% que cobra por soluciones que la gente necesita hoy.
- Apostar por la necesidad, no la novedad: Empresas como Amazon (vendiendo libros) o Adobe (herramientas esenciales) demostraron ser resilientes porque resolvían problemas fundamentales. Las empresas de IA que automatizan tareas tediosas o necesarias serán más duraderas que las que prometen una AGI lejana.
- Prepararse para las gangas: Toda burbuja termina con buenas empresas maltratadas por el mercado. Mantener liquidez y paciencia para el “crash” permitirá adquirir activos valiosos a precios de saldo, como ocurrió con Google pre-IPO o Netflix tras la crisis de 2008. Las burbujas, en última instancia, son mecanismos de transferencia de riqueza: de los impacientes a los pacientes, de los apalancados a los líquidos, de los emocionales a los analíticos.
5. Nuevas herramientas, nuevos riesgos y la persistencia de la naturaleza humana
El artículo concluye su análisis destacando que, a pesar de que la naturaleza humana y el FOMO son poderosos, la era actual cuenta con herramientas y mecanismos que no existían en burbujas anteriores, lo que “podría” mitigar la devastación. La regulación post-punto Com (Sarbanes-Oxley, Volcker Rule), la base inversora más institucionalizada (menos minoristas en rondas pre-IPO), y las herramientas de gestión de riesgos (derivados, datos en tiempo real) son ejemplos de un sistema más sofisticado. Además, las redes de comunicación actuales difunden tanto el “hype” (amplificación de las noticias) como el escepticismo (el “fact-checking” es casi instantáneo), armando a los inversores con información que sus predecesores no tenían.
Sin embargo, la IA introduce un riesgo social sin precedentes: a diferencia de burbujas pasadas que destruyeron empleos “después” de estallar, la IA podría destruir empleos “mientras se está inflando”.
Si la IA cumple sus promesas de automatización, podríamos ver una burbuja tecnológica que causa más disrupción laboral en su ascenso que en su caída, generando productividad sin precedentes, pero menos empleos. Esta es una ecuación social aún sin resolver.
Finalmente, el texto nos confronta con la persistente dicotomía entre lo que sabemos y lo que haremos. Intelectualmente, comprendemos los patrones y la inevitabilidad del “crash”. Pero la trampa psicológica es que mantener la perspectiva dentro de la euforia o la desesperación es casi imposible. La paciencia emerge como el acto más radical, dejando que otros financien la infraestructura y aprendan las lecciones difíciles, para luego recoger las oportunidades que surjan de los escombros.
Conclusión: pienso que el artículo es una lectura fundamental para cualquiera que intente navegar el actual “boom” de la Inteligencia Artificial.
Nos ofrece una mirada nítida para ver que, si bien la IA es una tecnología genuinamente transformadora y probablemente imparable, el frenesí especulativo que la rodea sigue un patrón ancestral.
La conciencia generalizada de esta burbuja es un giro sin precedentes, una autoconciencia colectiva que nos brinda la oportunidad de aprender de la historia en lugar de repetirla ciegamente.
La verdadera aportación de valor para el lector reside en la invitación a la reflexión crítica y a la acción estratégica. No se trata de huir de la IA, sino de comprender que la inversión inteligente se forja en la paciencia y el análisis. Las oportunidades no están en el “hype” de hoy, sino en la infraestructura y las soluciones genuinas que queden tras el estallido, cuando el talento y los activos estén disponibles a precios más racionales.
Como un río que, aunque cambie su caudal, siempre sigue el mismo lecho, el capital siempre encontrará su camino hacia la innovación, a menudo a través de ciclos de euforia y corrección.
Parece evidente que la revolución de la IA es real; la única pregunta es si estaremos entre quienes pagan el precio de su sobrevaloración o entre quienes se benefician de su inevitable legado. La historia no nos da certezas sobre el “timing”, pero sí sobre el guion.
Nuestra capacidad para evitar los "bugs" del sistema y construir un crecimiento más sostenible dependerá de las decisiones que tomemos colectivamente, armados con la lección de que "ya hemos visto esto antes". El “temple” será nuestra mejor herramienta.
¿Qué les parece el artículo? Pienso que es un llamado de alerta que nos debiera permitir anticipar los efectos negativos de esta, más que posible, “burbuja tecnológica”.
Por favor dejen sus comentarios, impresiones, temores, en fin, todo lo que quieran, en los comentarios. De esa forma trabajamos como Comunidad, apoyándonos y escuchándonos unos a otros.

Saludos cordiales.
Profesor Gerardo Cerda Neumann, Editor del Blog.




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