En las últimas semanas, a raíz de diferentes conflictos tanto en Chile como en el extranjero, se ha hablado mucho respecto a las llamadas al diálogo. Eso me recordó cuando, tiempo atrás, me tocó revisar una memoria de Ingeniería Civil Informática que llevaba por título “Herramienta de asistencia a una técnica de diálogo distribuido” (1) y me pareció interesante analizar ese tema desde el punto de vista informático.
En primer lugar, cabe destacar que el concepto de diálogo tiene relación con el objetivo de lograr un aprendizaje colectivo tal como lo propone Peter Senge (3). Es decir que lo que se plantea a nivel nacional no es realmente un llamado al diálogo sino al debate, o sea a plantear posiciones distintas respecto a un tema y llegar a ciertos acuerdos (o desacuerdos). Dicho esto, es interesante analizar los enfoques modernos que existen respecto al diálogo. A este respecto se puede mencionar lo que plantean Leiva-Lobos, Antillanca y Ponce (2) cuando dicen que es “un proceso guiado por reglas que produce, examina y hace circular significados y cuyo resultado es el dominio lingüístico que posibilita dicha dinámica”. Ellos mencionan que existen reglas a las que se debiera someter el diálogo, así como diferentes movidas. Por último, definen también a un participante particular existente en el diálogo: El facilitador.
Las reglas, tomadas de Bohm y citadas por Senge (3) son las siguientes:
1. Todos los participantes deben "suspender" sus supuestos (también llamados juicios).
2. Todos los participantes deben tener la visión de los demás como colegas (es decir que se debe respetar al otro y a sus opiniones).
3. Debe existir un "árbitro" que mantenga el contexto del diálogo.
Respecto a la suspensión de los supuestos, Senge lo plantea como un medio para el aprendizaje en equipo. Mediante esta regla los participantes pueden ingresar en un pensamiento conjunto, de modo que todos los elementos que definen la estructura del mismo queden expuestos. Esto permite que los pensamientos puedan ser examinados en forma personal y colectiva (1).
El árbitro corresponde al rol del facilitador que ya se mencionó.
Respecto a las movidas cabe destacar que estas son 4, según lo plantea Kantor, autor que es citado en la memoria ya mencionada (1): mover, oponer, observar y seguir. Gráficamente se pueden ver de la siguiente manera:
De esta figura se desprende que en el diálogo cada participante busca darse a entender (mediante el mover y el oponer) y entender (mediante el observar y el seguir). Si estas movidas son hechas en el ambiente de respeto que se ha descrito y el facilitador logra mantener las opiniones dentro de la línea del tema el aprendizaje es casi inevitable.
Pero… y ¿qué aporta la tecnología informática a todo esto?
La respuesta es que en los últimos años se ha desarrollado un área de investigación llamada CMC (Computer Mediated Communication) que busca apoyar la comunicación humana. En la memoria comentada (1) se define a CMC como “el proceso con el cual la gente crea, intercambia y percibe de la información utilizando sistemas de comunicación en red, de modo de facilitar la codificación, transmisión y decodificación de mensajes, abarcando tanto los mecanismos de entrega de éstos, como las formas de interacción entre las personas, incluyendo los procesos de mediación”.
Como se ve existe toda una línea de desarrollo asociada al diálogo que se nutre de las tecnologías de información para su desarrollo.
Por último ¿serviría usar CMC para que los estudiantes y el gobierno pudieran dialogar? Cada uno puede sacar sus propias conclusiones.
(1) Juan Pablo González Tognarelli, “Herramienta de asistencia a una técnica de diálogo distribuido”, proyecto para optar al título de Ingeniero Civil Informático, Departamento de Informática, Facultad de Ingeniería, Usach.
(2) Leiva-Lobos, E., Antillanca, H., y Ponce (2008): “Un marco sistémico para orientar el diseño de artefactos del diálogo”, en revista Convergencia (nro. 47), 2008, pp. 11-37.
(3) Peter Senge, “La quinta disciplina”, editorial Gránica.
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