A raíz de la declaración de “la gente es porfiada” y que es el incumplimiento de las medidas sanitarias (cuarentena, toque de queda) la causa del aumento en contagios (y por lo tanto muertes) CoVid19, se ha planteado la idea de usar un seguimiento “anónimo” de los celulares.
Aún cuando las cifras actuales no son claras para demostrar que la gente es la porfiada (un informe reciente, indicó que de todas las personas que habían sido controladas, sólo un 0.5% no tenía el permiso correspondiente) en general basta con mirar hacia la calle, sobre todo en horario de toque de queda, para ver como andan muchos individuos, lo que se potencia con la cantidad de fiestas ilegales conocidas (y quizá cuantas que han pasado “piola”).
Visto así, parece tener sentido el anuncio del ministro Paris sobre hacer un seguimiento de los celulares.
¿es posible? En rigor si lo es. Toda empresa de telefonía necesita saber en todo momento en que sector se encuentra un determinado teléfono, para así poder cursar las llamadas (entrantes y salientes). Cuando menos, hacer el proceso que más de una vez se ha visto en las series tipo CSI, donde van revisando las antenas celulares, hasta determinar el lugar donde se encuentra un determinado teléfono. Y si bien la teoría dice que un teléfono está en el sector de una determinada antena, la necesidad de mantener la conectividad en caso de movimiento, significa que se usan distintas antenas y así, usando telemetría, se puede determinar con bastante precisión la ubicación de determinado equipo. Los procesos son aún más sencillos al usar medios de transporte (sobre todo el transporte público).
¿Es anónimo? Aquí es donde empieza la controversia y no se resuelve trivialmente. Aunque se ha dicho que se van a anonimizar los datos, es decir eliminar datos que pueden identificar directamente al propietario del teléfono (por ejemplo, el número del mismo, nombres y/o rut del dueño) lo cierto es que la parte más importante de la información, es decir la ubicación, permite saber mucho del propietario: De partida, con el lugar donde pasa la noche, ya se puede reducir a unos pocos nombres, al propietario del teléfono (la familia). Segundo, se pueden verificar hábitos de movilidad y consumo (va al supermercado, a la tienda de la esquina y otros. E incluso se podrían controlar infracciones de tránsito (velocidad, momentos en que anduvo contra el tránsito, etc). Y aunque ahora en cuarentena no es posible, en tiempos normales, se podría hacer seguimiento de menores (van y pasan tiempo en los colegios), que unido al cruce de información de domicilios, permitiría -con poco esfuerzo- eliminar todo anonimato. Sé que en otros momentos he defendido el acceso a información anonimizada (por ejemplo, respecto de datos epidemiológicos, pero creo que hay dos diferencias importantes:
El estudio de la información epidemiológica (el conjunto de todos los datos) va a aportar información útil para enfrentar el virus. En la información de movilidad, la gran mayoría de los datos será sobre gente que NO está rompiendo la cuarentena.
Si bien con ingeniería reversa y social, se puede romper el anonimato de algunos casos (la única persona embarazada con CoVid en determinado hospital) el proceso es lento, difícil y requiere de muchas otras fuentes de datos. En el caso de movilidad es rápido y mucho más sencillo.
¿Y hay interesados en eso? Si, y muchos más de los que se piensa. No sólo varios tipos de delincuentes, también empresas que, con bajos niveles éticos, les gustaría saber a quién pueden venderle un crédito, o a quién negárselo por tener conductas de riesgo (por ejemplo, pasear a altas horas de la noche por barrios peligrosos.
La información de movimientos es muy sensible. Aunque sabemos que la compañía telefónica la requiere para darnos servicio, ninguno de nosotros ha consentido en que se use de otra forma. Ni estamos siendo investigados por crímenes tales como para que un juez valide hacernos un seguimiento de esta forma.
Y hay una pregunta de suma importancia, que no es simple de responder: si los datos son y se respetan de manera anónima, ¿de qué sirve saber que se incumplió la cuarentena o el toque de queda, si no se va a castigar a nadie por ello?
Si se pretende dar acceso a esta información, se requiere un protocolo legal muy claro que nos garantice que no se va a hacer mal uso, y que si algo así ocurre, entonces se castigará muy ejemplarmente a los culpables. Al menos yo, no quiero estar viviendo en un capítulo de “Black Mirror”, sólo porque el drogadicto de la cuadra es incapaz de respetar un toque de queda.
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