Las imágenes creadas por inteligencia artificial (IA) están empezando a colonizar a gran velocidad áreas en las que hasta ahora solo había espacio para la creación humana, ya sea de fotografías, diseños, publicidad o arte, por citar algunos campos.
Pero el desarrollo reciente de herramientas de IA que permiten la creación de todo tipo de imágenes con una facilidad impresionante ha generado también la aparición de un fenómeno adverso: el rechazo a las imágenes creadas con IA, especialmente a aquellas que intentan imitar la realidad pero que son imperfectas, demasiado simples o de un estilo tosco.
El fenómeno Uncanny Valley
Esta reacción ya se estudió y definió académicamente en 1970 por el experto japonés en robótica Masahiro Mori, quien le otorgó un nombre: Uncanny Valley o «valle inquietante». Se refiere a un fenómeno en el cual objetos humanoides (robots, personajes generados por ordenador, etc.) que se asemejan mucho a los humanos provocan sentimientos de inquietud o incomodidad entre algunos observadores.
A medida que estos objetos se vuelven más parecidos a los humanos, causan una empatía inicial, pero cuando llegan a ser muy similares a los humanos, pueden desencadenar una sensación de repulsión o extrañeza entre los observadores. La incomodidad tiende a disminuir nuevamente cuando la semejanza con los humanos reales es casi indistinguible.
Cómo evitar el rechazo
El fenómeno perturbador de las imágenes de IA se produce fundamentalmente en aquellas que intentan imitar la realidad, pero no lo logran. No ocurre lo mismo con ilustraciones, logos o dibujos –por ejemplo–, donde la comparación con el modelo real es inexistente.
Si somos creadores de contenido digital con herramientas de IA, y queremos evitar ese valle de incertidumbre que crea incomodidad en el observador, deberíamos utilizar los mejores recursos y las técnicas más avanzadas para que los resultados de nuestras imágenes fotorrealistas no caigan en ese valle.
Saludos a todos
Enrique San Juan
Nota del Editor: este comentario me hizo recordar lo que mencionaba el escritor de Ciencia Ficción Isaac Asimov (Isaac Asimov - Wikipedia, la enciclopedia libre) en uno de sus cuentos de robots. En este se decía que los robots que más rechazo provocaban eran justamente aquellos que trataban de imitar a los seres humanos, pero de una forma tosca y poco lograda.
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